LA SELECCIÓN DE ENFERMEROS
PARA OFICIALES DE LA POLICÍA MILITAR DEL ESTADO DE RIO DE JANEIRO (1994):
PESQUISA HISTÓRICA
Marcleyde Silva de
Azevedo Abreu1, Alexandre Barbosa de Oliveira1, Maria
Angélica de Almeida Peres1, Gertrudes Teixeira Lopes1,
Antonio José Almeida Filho1, Tânia Cristina Franco Santos1
1Universidad Federal de Río de Janeiro
RESUMEN
Estudio
histórico-social. Objetivo: Describir
el proceso de selección del primer grupo de oficiales de enfermería graduados, pertenecientes a la infra estructura de la
Asistencia de Salud en el cuerpo de la policía del estado de Rio de Janeiro, en
1994. Fuentes Históricas: Documentos escritos y entrevistas con oficiales de
enfermería de la primera clase pertenecientes a la infraestructura
de Asistencia de Salud. Las conclusiones obtenidas se organizaron, clasificaron
y contextualizaron de acuerdo con el método histórico. El proceso de análisis
de datos contó con la referencia teórica: ¨Teoría del Mundo Social¨ de Pierre
Bourdieu. Resultados: El rigor en la
selección del proceso conllevó a la inclusión de candidatos adecuados que pudieron
adaptarse a la vida militar lo que, en última instancia, les brindó la
posibilidad de alcanzar una posición social apropiada en el futuro, basada en
este estilo de vida.
Descriptores: Enfermería, Historia
de la Enfermería, Enfermería Militar.
INTRODUCION
Al inicio de la década de 1990, la Ciudad de Rio
de Janeiro sufría con el aumento de la criminalidad, que ya amenazaba
gravemente el orden público. Entre las medidas tomadas para mejorar y fortalecer la
Secretaría de Seguridad Pública, se destaca la realización de concursos
públicos para policías militares de la tropa, los cuales viabilizaron el ingreso
de aproximadamente 2000 soldados. Paralelamente, hubo un aumento expresivo del
número de atendimientos en los dos hospitales de la Policía Militar del Estado
de Rio de Janeiro (PMERJ): Hospital de la Policía Militar de Niterói y Hospital
Central de la Policía Militar tanto en consecuencia del aumento de los índices
de criminalidad en la Ciudad, como también del aumento del efectivo de la
Corporación (1).
Además de eso, el aumento del efectivo
de la Corporación a través de esos concursos demandaba también la necesidad de extender
la asistencia médica y hospitalaria a los policías militares y a los dependientes
de los soldados recién ingresos (2), lo que concurría para aumentar aún
más el número de atendimientos de los hospitales de la Policía Militar y consecuentemente,
agravar los problemas de la insuficiencia numérica de profesionales de la
salud, en especial, de enfermeros y personal de nivel medio.
Siendo así, en 1993, el gobernador
del Estado de Rio de Janeiro en la época, Leonel de Moura Brizola, creó el Cuadro
de Oficiales Enfermeros a través de la Ley nº 2.206, del 27 de diciembre de
1993. De acuerdo con el artículo 8º de esta ley las 163 plazas existentes de
soldado serían convertidas en 56 vagas de oficiales enfermeros del Cuadro de
Oficiales de la Salud del Cuadro I, que entrarían con la patente de 2º teniente
PM enfermero, pudiendo alcanzar la patente máxima de mayor, pues el cuadro creado
era constituido de: dos mayores, diez capitanes, 20 primeros tenientes y 25
segundos tenientes (3).
El proceso selectivo para la primera
clase de oficiales enfermeros fue publicado en el Diario Oficial del Estado de
Rio de Janeiro el día 8 de marzo de 1994; en él fueron divulgadas las normas
para entrada al oficialato de enfermería de la Policía Militar. En la ocasión, el comandante general de la
PMERJ era el coronel PM Carlos Magno Nazareth Cerqueira (4).
El oficio del Concurso de Admisión de Segundo Teniente
Enfermero, del Cuadro de Salud de la PMERJ (1994) determinaba el cumplimiento de
los siguientes requisitos: “ser policía militar de la Corporación o militar de
la activa de otras Fuerzas Armadas, o civiles al día con el servicio militar;
ser brasileño nativo; candidatos de ambos sexos; poseer inscripción en el Consejo
Regional de Enfermería; no estar respondiendo a proceso o investigación
criminal y/o administrativo y no haber sido condenado, en cualquier época por crimen
o contravención, en sentencia transitada en juzgado; tener autorización de las
respectivas autoridades para prestar concurso; poseer el grado jerárquico
máximo de segundo teniente, si militar; si es reservista, haber sido excluido de
la última organización militar con concepto ‘bueno’, en lo mínimo; tener hasta
34 años de edad el 31 de diciembre de 1994, excepto el militar; recoger el
valor de la inscripción en cualquier agencia bancaria BANERJ a favor de la Fundación
Escuela de Servicio Público FESP-RJ; y estar al día con las obligaciones electorales”
(5).
El proceso de evaluación fue realizado en dos
etapas sucesivas, de carácter eliminatorio, a excepción de la prueba de títulos
que fue clasificatoria. La primera etapa constó de una evaluación de conocimientos
específicos de enfermería, con prueba escrita, conteniendo 30 cuestiones
objetivas y 10 cuestiones discursivas. La segunda etapa comportó la realización
de una prueba práctica-oral sobre procedimientos técnicos de enfermería.
Para el examen de salud, el candidato era sometido
a una valorización por una Junta de Inspección de la salud de la propia
corporação5. Una vez aprobados en las etapas eliminatorias, los
candidatos eran sometidos al examen de suficiencia física. En esta etapa, era
realizado el Teste de Capacidad Física, que constaba de una evaluación física con
teste de carrera, abdominales y flexiones de brazo.
El proceso selectivo contaba aun con análisis
psicológico, cuyo examen objetivaba eliminar a los candidatos que no presentasen
perfil para el desempeño de la carrera en la Policial Militar. El examen
social, última etapa del concurso, constaba de Pesquisa Social, la cual abarcaba
el rellenado de cuestionarios por el candidato, diligencias, entrevistas y
pedido de informaciones sobre ellos mismos. Por lo tanto, la pesquisa social buscaba
verificar, “in loco”, el comportamiento e idoneidad del candidato6.
Se verifica por lo expuesto que el concurso para
el ingreso de enfermeros al oficialato de la Policía Militar fue largo y
extremadamente rigoroso. Y para estudiar la problemática que lo envolvió, trazamos el siguiente
objetivo: analizar el proceso de selección del primer grupo de oficiales enfermeros del Cuadro
Auxiliar de Salud en la Policía Militar del Estado de Rio de Janeiro.
La relevancia social de este
estudio consiste en la posibilidad de divulgar la producción científica sobre la
inserción del enfermero al campo militar, especialmente en lo que se refiere a
la presencia femenina en un escenario bicentenario y tradicionalmente
consagrado a los hombres.
Abordaje
metodológico y teórico
Este es un estudio
histórico-social, cuyas fuentes primarias están constituidas por documentos
escritos y declaraciones orales de oficiales enfermeras pertenecientes al
primer grupo del Cuadro Auxiliar de Salud de la PMERJ. Fueron excluidos los
oficiales del sexo masculino. Fueron realizadas diez entrevistas semi-estructuradas,
en el período de octubre a diciembre de 2010, en locales y horarios determinados
con la conformidad y con las preferencias de las personas entrevistadas. En la
ocasión, fueron tomadas todas las providencias relativas al cumplimiento de las
directrices de la Resolución nº 196/96, del Consejo Nacional de Salud. También
el proyecto que dio origen a este estudio fue aprobado por el Comité de Ética y
Pesquisa de la Escuela de Enfermería Anna Nery / Hospital Escuela São Francisco
de Assis / UFRJ el 31 de agosto de 2010, a través del Protocolo nº 085 / 2010. Las fuentes secundarias, constituidas
de artículos y libros, tesis y disertaciones sobre el tema, consubstanciaron el
análisis de los datos derivados de las fuentes primarias del estudio, las
cuales constituyeron el corpus documental.
Los datos fueron organizados, clasificados
y contextualizados en conformidad con el método histórico. Ya el análisis de los
datos tuvo como referencia teórica el pensamiento del sociólogo francés Pierre
Bourdieu, especialmente en lo que concierne a los conceptos de habitus, poder simbólico, violencia
simbólica y dominación masculina.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Las motivaciones para el ingreso para ser oficial de la Policía Militar del
Estado de Rio de Janeiro
El concurso
de admisión de oficiales enfermeros en la PMERJ, en el año 1994, constituyó un atractivo
para los enfermeros que buscaban actuación en una institución que ofreciera
seguridad y estabilidad financiera. Varias motivaciones determinaron la opción
de los enfermeros para querer ser oficiales de la Policía Militar del Estado de
Río de Janeiro. En el fragmento de una de las entrevistas puede ser percibida
parte de las motivaciones:
Entonces, lo que me motivó no fue el hecho de
gustarme el hospital. La motivación vino
de la promoción porque, como enfermera civil, estaba estancada. Yo me sentía avergonzada
por permanecer en un hospital militar, pues,
mis colegas consiguieron alcanzar un cargo mayor, y era una situación en la que
me sentía desprestigiada. Mas, no fue gustar
del hospital lo que me llevó a buscar el concurso, y sí la motivación financiera
e el status social. (Ent. nº 1)
La entrevistada evidencia sus percepciones sobre las
dificultades de crecimiento profesional en la condición de civil en una institución
militar. Esa prohibición de la enfermera civil en un hospital militar evidencia
que las estructuras constitutivas del campo reproduce las estructuras y las jerarquías
de éste y en ese sentido, donde los agentes no tienen otra opción, que no sea
luchar para mantener o mejorar su posición
en el campo, o sea, “para conservar o aumentare su capital”7. Otro relato
evidencia la adhesión de la entrevistada a la mística de la institución
militar, al afirmar que las pilastras de la Policía Militar ya hacían parte do
su estilo de vida:
Fue el
primer empleo y yo crié amor por la casa. Cuestiones de disciplina y jerarquía
que son las pilastras de la Policía Militar también hacían parte de mi conducta
de vida. Esos valores estaban enraizados en mí y venían de enseñanzas de la
familia. Yo encontraba eso muy bonito y también alimentaba el sueño de
contribuir para esa nueva forma de la propia institución de ser más harmónica y
crecer. Llevar la enfermería a otro nivel, otro peldaño de la propia corporación,
que fue mi escuela y también mi lección de vida... Allí me casé. Allí tuve mis
hijos. Entonces, yo tengo afecto por la PM en todos los sentidos, emocionales...,
personales... (Ent. nº 3)
El análisis detallado del contenido de esas palabras
evidencia la incorporación de un lenguaje domesticado, o sea, de la censura convertida
en naturaleza, la internalización de las disposiciones necesarias a la enfermera
oficial, pues, los efectos ejercidos por las nuevas experiencias sobre el habitus de las candidatas dependen de la
relación de compatibilidad práctica entre esas experiencias y las demás ya
integradas al habitus.
No obstante, otra entrevistada, que ya pertenecía a la institución como miembro del equipo de
enfermería y como militar (Plaza), registra motivaciones, en las cuales evidencia
que el diploma de enfermero y la patente de oficial funcionan como una especie
de credencial, las cuales confieren a su portador mayores posibilidades en el
campo, una vez que los títulos sociales de crédito (títulos escolares,
diplomas) confieren posiciones sociales cuyo acceso es obtenido por esos
títulos8:
Las motivaciones, las desenvolví por dos años, tres
años y poco, cuando hubo el primer grupo de cabos enfermeros. Yo noté que había
necesidad, tuve experiencia allá afuera y había necesidad de un enfermero para direccionar
las acciones de la enfermería. Nosotros teníamos la presencia de algunos enfermeros,
que eran civiles, algunos enfermeros graduados y aquí en la institución, hacían
servicios de enfermería, entre comillas. Hacía servicio burocrático. El ejercicio
de la enfermería se quedaba realmente a la deriva. Eso comenzó a incomodarme. En
esa época yo estaba estudiando para graduarme
en Enfermería y estaba con otra cabeza, otra mentalidad, otra visión. Eu estaba
viendo que aquello no me estaba satisfaciendo. Yo veía que era la oportunidad
de crecer, una vez que yo ya era cabo. Podría ser aprobada y llagar a ser
oficial de la misma institución. (Ent. nº4)
Merece resalte la expresión
“entre comillas” que la entrevistada utiliza cuando se refiere a la calidad de
los servicios de enfermería. Tal expresión contribuye para que la palabra
no signifique aquello que parece significar, colocándola en descrédito por la
imposición de una ruptura categórica entre el saber sagrado y el saber profano,
de modo a preservar el monopolio de un saber o una práctica9.
De manera general, las diferentes motivaciones presentadas
por las entrevistadas coincidieron en lo que decía sobre la búsqueda de un
empleo estable, posibilidad de ascensión social y admiración por la carrera
militar. Para concurrir a una plaza en ese Cuadro, necesitaron dedicar tiempo en
preparación para las muchas etapas de pruebas. En ese sentido, el propio proceso
selectivo representaba la posibilidad de escoger a las candidatas con las
predisposiciones necesarias para la incorporación al habitus militar. Por lo tanto, el concurso visaba seleccionar a aquellas
que se hicieran ver y creer como aptas a la incorporación de las cosas y prácticas
militares que, en última instancia, representaría el aprendizaje de un habitus adecuado a la nueva posición
social.
El proceso de selección para el oficialato
Ciertamente, el tiempo que los candidatos invirtieron para la participación
exitosa en las diversas etapas haya requerido mayor dedicación y contribuido
para la selección de candidatas más calificadas. Ese esfuerzo es expresado por
una de las entrevistadas:
Bueno, yo
no tenía un libro específico, o recopilación de apuntes. Graziela y yo estudiábamos
juntas y queríamos aprobar. Nosotras no admitíamos que no fuésemos a aprobar el
concurso. Estudiábamos todos los días y confeccionábamos nuestro material. En
mi cabeza y de la enfermera, no había hipótesis
de no ser aprobadas, pues habíamos pasado por tantas cosas juntas... Entonces, llegó
el día tan esperado y estábamos muy ansiosas, pues teníamos que mostrar que
éramos buenas, para evitar comentarios maldosos que había en la época que nosotras
seríamos beneficiadas. Muchas colegas nuestras fueron desaprobadas aun en la primera
fase, que correspondía a la prueba escrita. Luego después fue la segunda fase con
pruebas prácticas. (Ent. nº1)
De esta manera, se deduce que, “las
oportunidades que los agentes tienen de
someterse a las leyes del campo son proporcionales a su fuerza sobre el
campo”10, esto es, la pose del capital en aprecio en el campo. Además,
lo que estaba en juego era una plaza de oficial en una institución militar, lo
que representaba la oportunidad de reclasificar los agentes (enfermeros) que ya
actuaban en la institución, sea como enfermero civil o como militar (plaza). En
ese sentido, el concurso para enfermero oficial de la Policía Militar se revistió de gran importancia
para esos candidatos por representar la posibilidad de empoderamiento en la
institución mediante la visibilidad de su capital profesional, una vez que “es la
estructura de las relaciones objetivas entre los agentes que determina lo que ellos
pueden y no pueden hacer”10, o sea, es la posición ocupada por los
agentes en esa estructura que determina u orienta las tomadas de posición.
El extracto de las palabras
de otra entrevistada ratifica lol anterior en lo que concierne al rigor y duración
del proceso selectivo, acrecentando su perplejidad acerca del examen
psicológico y de la pesquisa social:
Primero fue
una prueba objetiva, enseguida, una prueba oral y después fue el psicotécnico con
más de 300 preguntas que se repetían, de 20 en 20 y después de 10 en 10..., era
la misma cosa preguntada de otras formas para desvelar su perfil personal. Como usted se veía como
persona, yo creo que era para detectar el mentiroso. Me recuerdo perfectamente
de eso porque una amiga mía que hizo no aprobó, y ella era una verdadera
mentirosa. Entonces, cuando ella intentó ese concurso, el proceso fue interrumpido,
porque fue justamente en la etapa do psicotécnico que ella se quedó. Eran varias
preguntas, había una Pesquisa Social. Recuerdo que durante esa pesquisa, ellos
fueron al INCA a preguntar sobre mí, siendo esa, la última etapa, y fue una sorpresa
para mí, yo no sabía que la pesquisa social era hecha de esa forma. (Ent. nº2)
Siendo así, al mismo tiempo que se buscaba
salvaguardar la imagen de la institución también se resguardaba la imagen del nuevo
grupo, a través de la selección de candidatas cuyas disposiciones personales y
morales las volverían aptas para la incorporación de un habitus afinado a los valores y virtudes militares. En ese proceso,
se buscaba atestar el comportamiento social previo de las candidatas,
procurando garantizar la observancia de atributos que fuesen condecentes con las
expectativas de la Fuerza11-12. Por tanto, el éxito en el concurso colocaría
las candidatas en una posición distinta y distinguida, una vez que conferiría visibilidad
no solamente a su capital profesional, sino también a su capital social13.
Sobre el rigor de las pruebas una de las entrevistadas compara la aprobación en
cada etapa del concurso como la coronación de los mejores:
El proceso
selectivo es un proceso complejo. No es un concurso como otro cualquiera, que usted
hace una prueba y está calificado para un
cargo. Es un proceso que envuelve varias
etapas, fue prueba objetiva, examen físico, psicológico... Entonces, es un proceso
largo, bastante desgastante, porque usted se queda bastante ansioso, porque a
cada etapa usted va viendo personas siendo eliminadas, y usted se coloca en la inestabilidad...
‘Será que yo voy a ser el próximo eliminado? (Ent. nº 9)
Con efecto, la disputa por la clasificación era
estimulada entre los concurrentes para garantizar, para los concurrentes, las
mejores clasificaciones al final del proceso, y para la institución, la incorporación
de aquellos que lograron mejores resultados. Se deduce de las declaraciones que
la necesidad de aprobación se inscribe en la lógica de la pretensión de las propiedades
de los dominantes las cuales contribuyen para asegurar posiciones de poder y prestigio
social. De esta manera, las luchas por esas posiciones representan el movimiento
perpetuo de los agentes en los diversos espacios sociales, pues, “a menos que
se excluyan del juego, los agentes no tienen otra opción, a no ser luchar para
mantener o mejorar su posición en el campo, quiere decir, para conservar o
aumentar el capital específico que sólo en el campo se genera, contribuyendo así
para hacer pesar sobre los otros, las perturbaciones frecuentemente vividas
como insoportables, que nacen de la competencia”7.
Las candidatas expresaron algunas dificultades en
relación al examen médico:
¡Mi madre...,
fue horrible!. Fue aquí en el segundo piso
del edificio viejo, en una sala con un médico ginecólogo, un cirujano general, un
clínico y un obstetra. En la sala mal daba para quedarse en pie. Primero la
ortopedia solicitó que hiciéramos aquella posición de intentar tocar el pie y
entre una cosa y otra el cirujano llegó y con un gesto brusco bajó nuestros
pantalones. Por bajo estábamos usando como ropa intima bragas y sostenedor. Nos
los bajó hasta una altura que pudiese examinar, para saber se teníamos s hernia.
Aquel gesto fue un choque, porque nosotras no esperábamos que él actuara de esa
forma. Había un grupo aguardando do lado de afuera, pues entraban de cinco en
cinco, y eso repercutió, cuando salimos originando un sentimiento de indignación
y vergüenza. En la secuencia de los exámenes, pasamos para el otorrino,
oftalmólogo y no fue en esa sala sino, en otro local. Lo que puedo decir sobre el examen médico es que fue
realmente horrible por la vergüenza que pasamos después de lo sucedido, porque
no esperábamos que él actuara así.
Normalmente abría la camisola..., y él llegó con ese movimiento brusco. No me
recuerdo si la reclamación continuó después de la entrada del segundo grupo,
porque el grupo era muy grande, no me recuerdo si hubo cambios en los
siguientes grupos. (Ent nº 3)
Como evidenciado en esta y en otras entrevistas la
forma de abordar el cuerpo de las candidatas, de acuerdo con la percepción de las
entrevistadas, reproduce, simbólicamente, la dominación masculina a que ellas fueron
sometidas, mediante el gesto brusco del médico, al exponer la región que iba a
ser examinada. Merece destaque también el carácter colectivo en relación al
número de candidatos y la presencia de médicos de varias especialidades.
Cabe referir también que en el momento del examen las
candidatas no tuvieron ninguna reacción en relación a la actitud del cirujano. Eso
porque el ejercicio de la violencia simbólica por los dominantes cuenta con la
contribución de los dominados, hasta contra su deseo, mediante la aceptación
tácita de la dominación14.
En lo que se refiere a la violencia simbólica en el
proceso de selección, otra entrevistada también relata su indignación, acrecentando
que:
El examen
médico, fue otra prueba muy desgastante para el grupo, pues ellos no se organizaron
para recibir ese gran número de mujeres. Durante el examen, hubo algunas
interrupciones por parte de la falta de privacidad. Tuvimos que reportarnos a la Dirección. Después, las conductas
se normalizaron. (Ent. nº 3)
Este recorte revela tanto su indignación como el de las otras candidatas
durante el examen médico, acrecentando que la falta de información previa
acerca de las condiciones de la realización del examen tuvo como consecuencia la
exposición desnecesaria del cuerpo de las candidatas. A pesar de la vergüenza y
la indignación, todas las candidatas se sometieron al examen, evidenciando una
“lógica paradoxal de la dominación masculina y de la sumisión femenina, sea
cual sea, el sometimiento de la dominación, de forma espontánea, y al mismo tiempo, extorquida”7, una vez que las
candidatas se sometieron espontánea y obligatoriamente a las condiciones establecidas
para el examen, lo que demuestra la incorporación de las disposiciones femeninas
perfectamente ajustadas al orden social vigente, que coloca a las mujeres en
posiciones desventajosas en relación a los hombres (médicos y militares) en aquel
espacio social.
No obstante, otro trecho evidencia la ausencia de percepción
acerca de las condiciones desfavorables a las candidatas por ocasión de la realización
del examen médico:
Después de
los exámenes de laboratorios, pasamos por una junta médica. Había clínicos, ortopédicos.
Primero fue el clínico que nos midió la presión. Dio mayor énfasis en la presión.
Después del clínico, con el histórico, fue el ortopédico y otro... lo que más me
marcó fue eso, el clínico y el ortopédico. Para mí, fue un examen muy tranquilo.
Porque éramos varias enfermeras. Primero, pasamos por el clínico y después por
el ortopédico. No me recuerdo de haber sido vergonzoso, fue tranquilo. Fue
respetuoso, no me acuerdo de nada... (Ent. nº 6)
Esa postura reafirma la existencia de la “frontera
mágica entre los dominantes y los dominados, donde la magia del poder simbólico
desencadena y para ello los dominados contribuyen”7, aceptando tácitamente
la fuerza simbólica ejercida directamente sobre los cuerpos, como que por
magia, sin cualquier coacción física, una vez que las disposiciones internas estaban
armonizadas con la dominación impuesta.
CONSIDERACIONES FINALES
Se deduce de todo lo expuesto que la naturaleza y
el rigor del proceso selectivo buscaba seleccionar candidatas aptas a la incorporación
de las cosas y prácticas militares que, en última instancia, representaría el
aprendizaje de un habitus adecuado a
la nueva posición social.
Tal situación demostraba el uso de artificios que reiteraban
bien la necesidad de aquellos futuros oficiales estar afinados en la observancia
de una práctica calcada en los propósitos de los espacios militarizados, donde la
disciplina y la jerarquía, sus bases de sustentación, deberían ser
internalizadas y reproducidas (a lo largo del tiempo) tanto en su modo de ser/hacer,
como en sus propios discursos.
Al finalizar el presente estudio, fue posible
elaborar una versión histórica sobre algunos aspectos del ingreso de mujeres al
oficialato de la Policía Militar. Sin embargo, es importante dar continuidad a
los estudios para que podamos profundizar el entendimiento sobre los procesos simultáneos
de profesionalización de la mujer y de la enfermera, en especial, de su presencia
femenina en escenarios militares. Además, las versiones e interpretaciones aquí
desenvueltas no son más que verdades provisorias, ya que lo vivido es irrecuperable.
CITAS
1. Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro. Boletim da Polícia Militar
nº 205, de 01 de novembro de 1994. Rio de Janeiro (RJ), 1 nov 1994.
2. Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro. Portaria 0062, de 17 de
fevereiro de 1993. Instruções Reguladoras para Assistência Médica Hospitalar.
Rio de Janeiro (RJ), 17 fev 1993.
3. Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro. Boletim da Polícia Militar
nº 243, de 28 de dezembro de 1993. Rio de Janeiro (RJ), 28 dez 1993.
4. Polícia Militar do Estado do Rio de Janeiro. Boletim da Polícia Militar
nº 44, de 09 de março de 1994. Rio de Janeiro (RJ), 9 mar 1994.
5. Imprensa Oficial do Estado do Rio de Janeiro.Diário Oficial de Estado do
Rio de Janeiro nº 44, de 08 de março de 1994. Rio de Janeiro (RJ), 8 mar 1994.
6. Fundação Escola do Serviço Público. Manual do Candidato. Rio de Janeiro:
Fundação Escola do Serviço Público; 1994.
7. Bourdieu P. O poder simbólico. Rio de Janeiro: Bertrand Brasil; 2010.
8. Bourdieu P. A distinção: crítica social do julgamento. São Paulo: Edusp;
Porto Alegre: Zouk; 2007.
9. Bourdieu P. A economia das trocas linguísticas: o que falar quer dizer.
São Paulo: Edusp; 1998.
10. Bourdieu P. Usos sociais da ciência: por uma sociologia clínica do
campo científico. São Paulo: Unesp; 2004.
11. Oliveira A B, Santos TCF, Barreira IA, Lopes GT, Almeida-Filho AJ,
Amorim WM. Enfermeiras da Força Expedicionária Brasileira no front do
Pós-Guerra: o processo de reinclusão no Serviço Militar do Exército Brasileiro
(1945-1957).
12. Oliveira AB, Santos TCF. Enfermeiras brasileiras na retaguarda da
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13. Silva LB, Santos TCF, Oliveira AB, Martins GCS, Peres MAA,
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14. Bourdieu P. A dominação masculina. Rio de Janeiro: Bertrand do Brasil;
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