VivENcias de violEncia experimentadas por muJeres dEL Distrito Federal: estudIo descriPtivo

 

Leides Barroso Azevedo Moura1, Paula Elaine Diniz Dos Reis2, Andréa Mathes Faustino3, Dirce Guilhem4, Luciana Neves Da Silva Bampi5, Gisele Martins6

 

1,2,3,4,5,6 Universidad de Brasilia, Laboratorio de Procesos y Prácticas Científicas en Salud

 

 

RESUMEN

Objetivo: Analizar la ocurrencia del fenómeno de la violencia física en el ámbito de las relaciones íntimo-afectivas envolviendo mujeres de 15 a 49 años residentes en un área económicamente vulnerable del Distrito Federal. Método: Estudio transversal con una muestra aleatoria simple y modelo ecológico. Utilizados teste qui-cuadrado, nivel de significancia (5%), odd ratios (OR) ajustadas e intervalo de confianza (95%). Resultado: 58,6% de las mujeres sufrieron algún tipo de violencia física a lo largo de la vida, de las cuales sólo 5,8% buscaron asistencia de salud. El  uso de drogas (OR 14.27, CI  1.73 – 117.37) y el  aumento de comportamientos de control por el compañero (OR 13,39; IC 4.60-38.99) presentó la mayor razón de chance para la violencia física contra la mujer. Conclusión: la alta prevalencia del uso de la fuerza en las relaciones íntimas sugiere la necesidad de una investigación de prácticas abusivas de poder en las relaciones intimo-afectivas de las mujeres atendidas por la  enfermera y profesionales del equipo de salud.

Descriptores: Violencia; Violencia Contra la Mujer; Maltratos Conyugales; compañeros Sexuales; Poder (Psicología).

 

 

INTRODUCCIÓN

 

Los  escenarios de la violencia, multideterminados y polisémicos, envuelven a toda la sociedad en sus complejas dimensiones – social, económica, política y cultural –, exigiendo un abordaje que contemple la intersectorialidad y la transversalidad que el concepto de género demanda. Describir el mosaico de las variables envueltas en los comportamientos violentos utilizando la categoría relacional y dinámica denominada “género” es una tarea permanente en los estudios envolviendo las relaciones entre lo masculino y el femenino. En este sentido, género es una cuestión de aprendizaje y “trabajo continuo”, y no un espacio de diferenciación biológica. Así, las violencias físicas se vuelven instrumentales para la disciplina de los cuerpos y la aniquilación de las resistencias, por intermedio de la aplicación de métodos coercitivos y punitivos (1). La  Organización Mundial de la Salud (OMS) define violencia física como “acción u omisión que coloque en riesgos o cause daño a la integridad física de una persona” (2). Ella incluye, pero no está limitada a: aruñar, dar bofetadas o lanzar objetos con la intención de herir a la mujer, empujar o sacudir, golpear con un puñetazo o con objetos, patear, arrastrar, dar una paliza, morder, halar el pelo, estrangular, quemar y amenazar, usar arma de fuego, cuchillo u otro tipo de arma contra la mujer.

En el escenario nacional, datos colectados en 74 unidades por el Sistema de Vigilancia de Violencias y Accidentes (VIVA) del Ministerio de la Salud revelan que la agresión física fue responsable por 94,1% de los atendimientos a personas víctimas de violencias, en las centinelas de 23 capitales y del Distrito Federal en el año 2009. Los datos retratan la violencia física grave, una vez que las informaciones del VIVA captan más fácilmente las violencias que demandaron atendimiento de urgencia y de emergencia a nivel hospitalario (3). Estudios anteriores ya describían la alta prevalencia del fenómeno (4).

En el ámbito internacional, diversas pesquisas narran escenas y escenarios urbanos y rurales (5-6) de múltiples luchas por la dignidad femenina frente  a la persistente manutención de la jerarquía y naturalización de las relaciones de poder basadas en el binomio dominador-subordinado, de las violencias sufridas y practicadas por mujeres y hombres en las convivencias familiares y de aspecto intergeneracional de una socialización mediada por vivencias de violencias.

De manera especial, este estudio procuró comprender el proceso envuelto en las violencias físicas practicadas por cuidadores y compañeros íntimos del sexo masculino contra mujeres, con el objetivo de analizar las violencias físicas en el ámbito de las relaciones íntimo-afectivas envolviendo mujeres de 15 a 49 años residentes en una área socioeconómicamente vulnerable del Distrito Federal.

 

MÉTODOS

 

Estudio transversal de delineamiento descriptivo y analítico, con muestras de conveniencia, siendo los criterios de inclusión: que fuera mujer con edad entre 15 y 49 años, o sea, que estuviese en edad  reproductiva, que tuviese un compañero íntimo, residente en la región administrativa conocida como Varjão, situada en el Distrito Federal, en el año 2007. La elección aleatoria de las mujeres fue por medio de un  sorteo de los domicilios en los cuales fueron hechas las entrevistas, donde uno de cada seis domicilios era hecho el abordaje de la entrevista. Para el procedimiento de colecta de datos, fue utilizado el instrumento desarrollado por la OMS (2), el cual incluye técnicas de entrevistas en profundidad y grupos focales. Con eso, la pesquisa permitió la obtención de la estimativa de las asociaciones significativas entre variables de orden sociodemográficas, familiares y comunitarias, utilizando un modelo de regresión logística de múltiples posibilidades. Esas variables fueron agrupadas siguiendo el modelo ecológico de las violencias (7), presuponiendo que las fronteras entre individuo, familia, comunidad y sociedad son inter-fertilizadas por el campo social.

La  variable dependiente analizada fue el suceso o no de la violencia física cometida por los compañeros íntimos en algún momento de la vida. Para hacer la colecta de datos, se utilizó muestra probabilística sistemática, idéntica al utilizado por el IBGE en las encuestas domiciliares. De esta forma, se estimó que el número total de familias residentes en Varjão era de 1800, basado en el Censo 2000, teniéndose como fracción  de la muestra 1/6, o 16,7%. En cada domicilio, fueron identificadas las familias y en cada familia, listadas las mujeres de 15 a 49 años, para posterior selección probabilística.

Ese camino metodológico se prestó a auxiliar en la comprensión del fenómeno del uso de la fuerza física en las relaciones íntimo-afectivas, de la subjetividad y de la construcción cultural de las acciones humanas marcadas por el uso de la violencia en las relaciones de género.

La  pesquisa fue aprobada por el Comité de Ética en Pesquisa de la Facultad de Salud de la Universidad de Brasilia (CEP-FS/UnB) sub el protocolo n°003/2007.

 

RESULTADOS

 

Fueron entrevistadas 300 mujeres, no obstante las que atendían a los criterios de inclusión fueron una muestra de 278, en el grupo de edad de 15 a 49 años, según el diagrama de flujo abajo, Figura 1.

 

 

 

 

Entre la muestra, 45% de las entrevistadas poseían edad entre 25 a 34 años y edad media de 30 (DP=8,5) años. Cuanto al grado de escolaridad, 74% presentaban enseñanza fundamental incompleta. Más de la mitad de las entrevistadas (58%) declaró estar desempleada o buscando trabajo en el momento de la entrevista. Entre las violencias graves 59% fueron practicadas por los compañeros del sexo masculino que poseían hasta  cuatro años de escolaridad. La  responsabilidad del domicilio fue atribuida a los hombres por casi la mitad de las respondientes (49%), el número de personas en la casa varió entre 1 a 9 personas, y la distribución fue de: 1 a 2 (11%), 3 a 4 (55%) y 5 o más (34%).

La violencia física tuvo una prevalencia de 58,6% (IC 95%: 52,8-64,4). Dentro de las mujeres que sufrieron violencia física, la forma grave presentó una prevalencia de 72%. La  magnitud de los hechos considerados violencia grave fue: golpes o lanzamientos de objetos (30%) patadas o palizas (26%) estrangulamiento o quemadura (22%) y amenaza o uso de arma blanca y de fuego (28%). Cuanto a la violencia  física moderada, empujones o sacudidas (53%) presentaron la mayor prevalencia. Pero las bofetadas o los lanzamientos de objetos (43%) presentaron la mayor proporción de relatos de repetición de episodios (45%), siendo expuesto que ocurrieron muchas veces, a lo largo de la vida.

El  estudio abordó si la mujer concebía la existencia de alguna razón para que el hombre utilizara la violencia física en el relacionamiento con ella y se constató que 12,5% creían que una infidelidad conyugal por parte de la mujer debía ser punida con el uso de la violencia física por el compañero y 4% dijeron que si la mujer desobedecer al marido o al compañero sería una razón para que él le golpeara. En caso de violencia física, 40% piensan que las personas ajenas no deben interferir, aunque el compañero esté maltratándolas.

Dentro de las características sociodemográficas de las entrevistadas, el análisis bivariado reveló asociación de las variables: nivel de instrucción, estado civil y número de casamientos con violencia física. Cuanto menor es el nivel de instrucción de la mujer, mayor es la frecuencia de relatos sobre la violencia física. Entre  aquellas que poseen menos que 4 años de estudios, la prevalencia de la violencia física es de 73,6%. Ya  entre las que tienen 11 años o más de estudios, la prevalencia cae para 48,6%. En lo que se refiere al estado civil, dentro de las mujeres que actualmente están casadas, viviendo o manteniendo relaciones sexuales con un  compañero, 53% de ellas relatan haber sufrido actos de violencia física cometida por él a lo largo de la vida. Para las que declaran no estar en unión, esa prevalencia se eleva para 83% (Tabla 1).

 

Tabla 1 - Prevalencia de violencia física cometida por el compañero íntimo según variables socio-demográficas, de comportamiento y de contexto. Varjão, DF, 2007.

Variables

Viol. Fís.

%

Raz Prev.

c2

p-valor

Variables socio-demográficas de las mujeres entrevistadas

Grupo de edad

 

 

 

 

 

15 a 24 años

39

54.9

1.00

 

 

25 a 34 años

73

58.4

1.06

0.8

0.659

35 a 49 años

51

62.2

1.13

 

 

Nivel de instrucción

 

 

 

 

 

Menos de 4 años

53

73.6

1.51

 

 

4 a 7 años

58

57.4

1.18

10.3

0,016*

8 a 10 años

34

50

1.03

 

 

11 o más

18

48.6

1.00

 

 

Estado civil

 

 

 

 

 

Casada/viviendo con un hombre/tienen un compañero

123

53.5

1.00

 

 

Casada anteriormente/ vivió con un hombre

40

83.3

1.56

14.6

<0,001*

Número de casamientos

 

 

 

 

 

hasta 1 casamiento

104

52.3

1.00

1.7

<0,001*

2 o más

59

74.7

1.43

 

 

Condición de actividad de la Mujer

 

 

 

 

 

Trabajando

65

63.7

1.14

 

 

buscando trabajo/ Desempleada/ Inactiva

98

55.7

1.00

1.7

0.189

Variables socio-demográficas del compañero

Nivel de instrucción del compañero

 

 

 

 

 

Menos de 4 años

61

60.4

1.06

 

 

4 a 7 años

56

58.3

1.03

 

 

8 a 10 años

25

56.8

1.00

0.2

0.97

11 o más

21

56.8

1.00

 

 

Condición de actividad del compañero

 

 

 

 

 

Trabajando

129

60.6

1.25

 

 

buscando trabajo/ Desempleado/Inactivo

29

48.3

1.00

2.9

0.61

Variables del comportamiento del compañero

 

 

 

 

 

Frecuencia del uso de bebidas

 

 

 

 

 

Frecuentemente

31

96.9

2.44

31.2

<0,001*

Moderadamente

83

61

1.54

 

 

Raramente

17

54.8

1.38

 

 

Nunca

31

39.7

1.00

 

 

Uso de droga ilícita por el compañero

 

 

 

 

 

Usa actualmente

26

86.7

1.78

 

 

Usó en el  pasado

39

73.6

1.51

2.1

<0,001*

Nunca usó

92

48.7

1.00

 

 

Relacionamiento extraconyugal

 

 

 

 

 

Si

97

72.4

1.58

20.2

<0,001*

No

66

45.8

1.00

 

 

Variables de contexto

 

 

 

 

 

Problemas financieros por uso de bebida

 

 

 

 

 

Si

54

87.1

1.54

17.8

<0,001*

No

78

56.5

1.00

 

 

Problemas familiares debido al uso de bebida

 

 

 

 

 

Si

72

81.8

1.53

17.5

<0,001*

No

60

53.6

1.00

 

 

Mujer tiene apoyo de los familiares caso lo necesite

 

 

 

 

 

si

89

55.6

1.00

1.4

0.236

No

74

62.7

1.13

 

 

 

 

Las características sociodemográficas del compañero, nivel de instrucción y condición de actividad, no presentaron asociación con el acontecimiento de la violencia física. Sin embargo, las características del comportamiento del compañero – frecuencia del uso de bebida y del uso de drogas ilícitas y de  relacionamiento extraconyugal – mostraron estar asociadas al acontecimiento de la violencia física.

De las 134 mujeres que afirmaron la existencia de relacionamiento extraconyugal por el compañero, 72% de ellas fueron víctimas de violencia física; y entre aquellas que declararon que los compañeros no tuvieron relacionamiento extraconyugal, la prevalencia de violencia física fue de 46%. O sea, la prevalencia de violencia física fue 1,6 veces más elevada cuando el compañero poseía relacionamiento extraconyugal. En el caso de la bebida alcohólica, en 97% de los casos relatados por la entrevistada en que sus  compañeros usaban la bebida frecuentemente (todo el día o casi todo los días) hubo violencia física. El  uso de drogas ilícitas también mostró asociación con la violencia física. Entre las mujeres que declararon que sus compañeros actualmente utilizan drogas ilícitas, 87% de ellas declaran haber sufrido violencia física.

Las variables de contexto – existencia de problemas financieros decurrentes del uso de bebida por el compañero o de problemas familiares decurrentes del uso de bebida por el compañero – también se mostraron asociadas a una mayor prevalencia de la violencia física (Tabla 1).

Fueron también analizadas las asociaciones entre las violencias practicadas por los compañeros íntimos y las variables explicativas del modelo ecológico según los niveles personal, procesual y contextual utilizando un modelo  compuesto por múltiples causas para el análisis  por regresión logística. Las características sociodemográficas del compañero – nivel de instrucción y condición de actividad – no presentaron diferencia estadísticamente significativa con el acontecimiento de la violencia física. No obstante, en relación a sus características individuales – frecuencia del uso de bebida y de drogas ilícitas–, esa diferencia se mostró significativa, conforme evidenciado en la Tabla 2.

 

Tabla 2. Razón de chance e intervalo de confianza para la asociación entre la violencia física a lo largo de la vida y las variables explicativas del modelo ecológico. Varjão, DF, 2007.

Variable

OR

IC (95%)

Nivel Personal - Entrevistada

 

 

Número de casamientos

Ningún

Uno

Dos o más

 

1.00

6.33

11.04

 

-

1.10 – 36.30

1.74 – 69.93

Ocupación

Buscando empleo

Mujer trabaja fuera

 

1.00

2.53

 

-

1.26 – 5.08

Nivel Personal - Compañero

 

 

Uso de droga por el compañero

No usa droga

Ex-usuario de droga

Usuario

 

1.00

2.07

14.27

 

-

0.87 – 4.910

1.73 – 117.37

Episodios de embriaguez

Nunca hubo episodios de embriaguez

Episodios mensuales

Episodios semanales

 

1.00

1.01

2.97

 

-

0.43 – 2.29

1.13 – 7.78

Nivel Procesual - Compañero

 

 

Número de comportamientos de control

Ningún

1 a 3

4 o +

 

1.00

3.64

13.39

 

-

1.57 – 8.42

 4.60 – 38.99

Relacionamiento extraconyugal

No

si

 

1.00

2.19

 

-

1.13 – 4.22

Historia de peleas con otro hombre

No

si

 

1.00

2.84

 

-

1.39 – 5.80

Nivel Contextual - Exosistema

 

 

En caso de peleas en la calle, los vecinos hacen alguna cosa

si

No

 

1.00

2.40

 

-

1.23 – 4.63

Nivel Contextual - Macrosistema

 

 

Preocupación de la mujer con la criminalidad en la comunidad

No está Preocupada

Está muy preocupada

 

1.00

4.23

 

-

 1.17 – 15.29

 

 

Las  mujeres que sufrieron más violencia física a lo largo de la vida fueron aquellas cuyos compañeros son usuarios de droga (OR=14,27), con episodios semanas de embriaguez (OR= 2,97), usan 4 o más comportamientos de control en el  relacionamiento con ellas (OR = 13,39), tuvieron relacionamientos extraconyugales (OR=2,19) y presentan historia de peleas con otros hombres (OR= 2,84). Ese cuadro multidimensional muestra la variedad de situaciones encontradas que fueron asociadas con la variable-deshecho (Tabla2).

Más de la mitad de las 163 mujeres que narraron sus historias de violencia física a lo largo de la vida (51%) relataron que sufrieron lesiones por la agresión física del compañero. De ellas, 46% dijeron que las lesiones ocurrieron una o dos veces, 14% declararon haber sufrido lesiones de tres a cinco veces, y 38% afirmaron que los episodios de violencia del compañero resultaron en una alta frecuencia de lesiones en más de cinco ocasiones. Sin embargo, solamente 5,8% buscaron  asistencia en los hospitales y  servicios de atención básica.

 

DISCUSIÓN

 

En una perspectiva cultural, el  estudio aborda la transmisión psíquica de la violencia conyugal, relata el estabelecimiento de las relaciones de poder en la familia. Explica que contenidos violentos son transmitidos de manera inter-generacional, lo que incluye un espacio de metabolización del material psíquico, y transgeneracional, como un hecho psíquico inconsciente que atraviesa diversas generaciones (8). La violencia física en los relacionamientos íntimos afectivos coloca en riesgo a los niños, adolescentes, jóvenes  y ancianos que residan en esos núcleos familiares e implica en un  incremento de la magnitud del número de víctimas envueltas en vivencias de violencias (2,8-10).

En ese sentido, estudiar la violencia basada en género presupone transcender el impacto sobre la salud de la mujer y ampliar la percepción del  equipo de salud para la salud del hombre y de la familia. Cabe destacar que el enfermero ocupa una posición privilegiada para escuchar y cuidar en las unidades básicas de salud y en las  unidades de urgencia y emergencia hospitalarias, donde las víctimas de ese tipo de violencia están siendo atendidas.  La poca búsqueda por los servicios de salud relatada por las entrevistadas puede sugerir, entre otros factores, una dificultad de esos servicios, así como también de sus profesionales, para actuar en la  prevención de la  violencia y cuidado a las víctimas.

La  mayor parte de las violencias descritas por las mujeres fue de intensidad grave y no se limitaron  a episodios aislados y sí a la recurrencias de acontecimientos violentos. Las  consecuencias de esas violencias en la salud de la mujer y los agravantes relacionados a la rutina de las violencias físicas son ampliamente divulgadas en la comunidad académica nacional e internacional (2,8).

En una indagación realizada por el Ministerio de la Salud, consta la repetición de los episodios de violencia en 39,7% de los casos (3). La  violencia contra la mujer es hoy un problema de salud pública y el combate a ese problema constituye una de las prioridades de los organismos de defensa de los derechos humanos (4). La  reducción del desperdicio de la vida pasa por la erradicación de las Violencias Basadas en el Género (VBG) exige un esfuerzo profesional de la enfermería para reconocer los episodios de violencia y apoyar a las víctimas para que obtengan acceso a la red de apoyo social.

Los  resultados de este estudio enfatizan las interacciones humanas marcadas por el uso da fuerza en el contexto de las relaciones íntimo-afectivas y muestra una realidad que es incompatible con la era de los derechos humanos  y el avance del proceso de civilización de la contemporaneidad. Se verifica una masculinidad estereotipada, en la cual los hombres que practican la violencia física en las relaciones íntimo-afectivas también se envuelven en agresiones físicas con otros hombres en la calle y utilizan comportamientos de control basados en la dominación del masculino sobre el femenino en relación a sus compañeras (10).

En ese sentido, podemos notar que la llave de interpretación para esos datos es la imbricación del concepto relacional de género y de la masculinidad que encuentra en los comportamientos de control, una forma de lenguaje, un proceso comunicativo, que interactúa con otras variables, de manera directa o indirecta, y produce escenarios de violencias múltiples basadas en relaciones jerárquicas de poder. Los  comportamientos de control son discursos de delimitación de posesión y de establecimiento de propiedad.

                                                                          

CONCLUSIÓN

 

La prevalencia de violencias físicas practicadas contra las mujeres entrevistadas revela que el núcleo de la cuestión abordada se encuentra en los seres humanos y su permanente estado de vulnerabilidad y precariedad de la integridad física y existencial. El  uso de la fuerza coercitiva y punitiva en forma de fuerza física expresa el tamaño del gap – de la distancia – a recorrer, rumbo a una matriz civilizatoria que no viole la integridad y la dignidad humana. La alta prevalencia del uso de la fuerza en las relaciones íntimas y familiares necesita causar inconformidad y malestar en la comunidad académica, en la comunidad estudiada, en la ciudad donde ella está inserida y en la sociedad como un todo.

En ese sentido, es esencial que el equipo de salud y en especial el enfermero, comprendan el  fenómeno de las violencias basadas en género y el impacto de las mismas sobre la salud de la mujer, familia y comunidad para que su actuación sea más focalizada en la facilitación del acceso a las redes sociales de soporte y el fortalecimiento de acciones de promoción de la salud en los diversos niveles de complejidad del Sistema Único de Salud.

Cuanto a las limitaciones del estudio, se señala la no inclusión de mujeres que representan otras clases sociales y localidades del Distrito Federal. Además de eso, el análisis del abordaje relacional de género no fue posible por no incluir en la muestra a los individuos del sexo masculino.

Se sugiere que nuevas pesquisas sean desarrolladas, a partir de un recorte que permita la participación de la pareja en conjunto, lo que posibilitaría un análisis integral de la ecología de las violencias basadas en género.

 

REFERENCIAS

 

1.    Foucault M. Vigiar e punir: história da violência nas prisões. 37ª edição. Petrópolis: Vozes; 2010.

2.    World Health Organization (WHO). WHO multi-country study on women’s health and domestic violence against women. Geneva: WHO; 2005.

3.    Ministério da Saúde. VIVA: Vigilância de violências e acidentes. Brasília: Ministério da Saúde; 2010.

4.    Guedes RN ; Silva ATMC; Coelho EAC; Silva CC; Freitas WMF. The Marital Violence under a gender view: domination and possibility of destruction of the hegemonily idealized model of marriage. Online Brazilian Journal of Nursing [online]. 2007;  [Access: 2011 May 20] ; 6(3). Available from: http://www.objnursing.uff.br//index.php/nursing/article/view/j.1676-4285.2007.1103/261.

5.    Barrett B J, St. Pierre M. Variations in women's help seeking in response to intimate partner violence: findings from a Canadian population-based study. Violence against women 2011; 17 (1): 47-70.

6.    Ali T S, Asad N, Mogren I, Krantz G. Intimate partner violence in urban Pakistan: prevalence, frequency, and risk factors. International journal of women´s health 2011; 3 (1): 105-115.

7.    Bronfenbrenner U. Ecology of the family as a context for human development: research perspectives. Dev Psychol 1986; 22 (1): 723-42.

8.    Gomes IS. Transmissão psíquica transgeracional e violência conjugal: um relato de caso. Bol Psicol 2005; 55 (123): 177-88.

9.    Moura LBA, Moura B. Reflexões sobre conjugalidade violenta na condição moderna. In: Lima FR, Santos C, organizadores. Violência doméstica: vulnerabilidades e desafios na intervenção criminal e multidisciplinar. Rio de Janeiro: Lúmen Júris; 2009. p. 183-94.

10. Moura LBA, Moura BA. Um olhar sobre a questão das violências cometidas por parceiro íntimo contra mulheres. In: Moura LBA, editora. Empoderamento comunitário: uma proposta de enfrentamento de vulnerabilidades. Brasília: LetrasLivres; 2008. p. 107-28.

 

 

Contribución de los autores: Concepción y Diseño: Leides Barroso Azevedo Moura.  Pesquisa Bibliográfica: Leides Barroso Azevedo Moura, Andréa Mathes Faustino. Análisis, Interpretación y Escrita del Articulo: Leides Barroso Azevedo Moura, Andréa Mathes Faustino, Paula Elaine Diniz dos Reis, Luciana Neves da Silva Bampi, , Gisele Martins. Revisión Crítica del Articulo: Andréa Mathes Faustino, Dirce Guilhem, Paula Elaine Diniz dos Reis. Aprobación Final del Articulo: Leides Barroso Azevedo Moura, Andréa Mathes Faustino, Dirce Guilhem Paula Elaine Diniz dos Reis.