CARACTERIZACIÓN DE LOS TOXICÓMANOS ATENDIDOS EN EL CENTRO DE ATENCIÓN PSICOSOCIAL DE ALCOHOL Y OTRAS DROGAS – ESTUDIO DOCUMENTAL

Helder de Pádua Lima1, Jaqueline Queiroz de Macedo2, Violante Augusta Batista Braga3, Aline Mesquita Lemos4, Ivando Amâncio da Silva Júnior5

1,2,3,4,5 Universidade Federal do Ceará, Fortaleza-CE, Brasil

 

RESUMEN

Se objetivó trazar la caracterización de las mujeres drogadictas atendidas en el centro de atención Psicosocial alcohol y otras drogas (CAPSad) del municipio Caucaia – Ceará. Este es un estudio documental y retrospectivo, basado en las informaciones colectadas en 102 prontuarios  de usuarias registradas entre 2004 e 2008. Los datos fueron organizados en el programa Statical for Social Science, representados por tablas y cuadros, analizados de acuerdo con la estadística descriptiva. Los resultados muestran elementos que  contribuyeron para la vulnerabilidad de las mujeres para el uso de drogas psicoactivas, predisponiéndolas a la dependencia química. Algunos de esos aspectos pueden  haber sido determinantes en la búsqueda y permanencia en el servicio. El estudio es imprescindible para que se piense en la salud de la mujer de manera más amplia. Conocimientos sobre esta temática permiten la elaboración de prácticas  en la salud que pueden mejorar y modificar el acceso de la mujer drogadicta a la red de salud mental.

Descriptores: Trastornos relacionados al uso de sustancias; mujeres; servicios comunitarios de salud mental; enfermería.

 

INTRODUCCIÓN

En el campo del cuidado de la salud mental, muchas veces las puertas no están abiertas de forma igualitaria para la entrada de los usuarios a cualquier momento, en los servicios típicamente  substitutivos, como los Centros de Atención Psicosocial (CAPS). Eso, por sí solo, evidencia que grandes problemas a ser enfrentados, además de la implantación de una red de atención comunitaria, son aquellos vinculados a la igualdad y a la accesibilidad y sus barreras, en lo que se refiere a la producción del cuidado integral en la salud mental, para contemplar los principios de la Reforma Psiquiátrica en el país. Esa experiencia demuestra dificultades para operar los cambios de los paradigmas en la atención a la persona que convive con el sufrimiento psíquico.

Inseridos en el contexto del  tratamiento de la dependencia química, notamos la necesidad de reflexionar sobre la accesibilidad de drogadictas al servicio de salud, en la perspectivas de género, considerando tanto la percepción de la mujer sobre lo que le es ofrecido en el Centro de Atención Psicosocial alcohol y otras drogas (CAPSad) – su vivencia y participación en acciones de salud mental en servicios comunitarios – como también la atención profesional dispensada a tales usuarias, profesionales dentro de los cuales se encuentra el enfermero, como componente del equipo  multiprofesional.

Factores culturales  como el  ambiente predominantemente masculino, discriminación y prejuicios, además de un espacio que ni siempre garantiza el recibimiento necesario y la posibilidad de expresión de la mujer drogadicta, interfieren en la accesibilidad a los servicios de salud y en la igualdad de la atención(1).

El estudio sobre las interfaces entre género y dependencia química se muestra relevante, teniendo en vista que en el contexto de la salud de la mujer, el uso y el abuso de drogas por esta población se ha hecho predominante, relacionándose al contexto cultural, social, familiar e individual, que están interaliados a factores de riegos, como el uso del cuerpo para obtener droga, prostitución y enfermedades sexualmente transmisíbles(2).

Ese estudio parte de nuestra  experiencia como enfermeros actuantes en los dispositivos de la red de salud mental del municipio Caucaia – Ceará: unidades básicas de salud de la familia, CAPS, hospital clínico, además de otras organizaciones, como grupos de autoayuda. En lo cotidiano de esta práctica, notamos el predominio de la población masculina entre los que buscan tratamiento para la dependencia química en el  CAPSad; por otra parte las mujeres buscan tratamiento, pero permanecen en él por menos tiempo. Tales  circunstancias fomentan una demanda reprimida de mujeres que, muchas veces, reciben cuidados, sólo a través de visitas domiciliarias. Eso contribuye para la vulnerabilidad a problemas sociales, ocupacionales, familiares, físicos, legales y relacionados con la violencia.

En la red de salud mental del municipio referido, la mayoría de los servicios específicos para el  tratamiento de dependientes químicos se destina claramente a la población  masculina debido a la menor demanda femenina y por la  inadecuación  de la estructura física (sin definición de espacios separados por sexo). Mediante tales obstáculos en la  accesibilidad de drogadictas al  tratamiento, surgió la siguiente pregunta: ¿Cuál es el perfil sociodemográfico y clínico de las mujeres que buscaron tratamiento en el CAPSad?

En la búsqueda de respuesta, se desarrolló este estudio, objetivando discutir la caracterización de las mujeres drogadictas atendidas en el CAPSad de Caucaia, en la perspectiva del género.

METODOLOGÍA

Se trata de un estudio del tipo documental, retrospectivo, desenvuelto en el  CAPSad tipo II, localizado en Caucaia, región metropolitana de Fortaleza - Ceará.

La población del  estudio fue representada por el total de prontuarios contenidos en el  SAME (Servicio de Archivo Médico y Estadístico) y la muestra fue seleccionada con base en el siguiente criterio de inclusión: prontuarios de mujeres registradas  en el periodo delimitado entre Enero del 2004 a Diciembre del 2008. Fueron utilizados 102 prontuarios.

La recolecta de datos fue realizada  durante un mes, utilizándose un formulario patrón con la intención de rescatar informaciones sobre los datos sociodemográficos y aspectos clínicos de las mujeres en cuestión. Las informaciones fueron organizadas en el programa Statical for Social Science – SPSS (versión 13), representadas por tablas y cuadros y analizadas de acuerdo con la estadística descriptivas, que se caracteriza por el análisis de datos, de forma a que se obtuviese una visión global de la variación de los valores.

Los datos fueron fundamentados con base en la literatura seleccionada, que abordaba la temática en estudio, encontrada en las siguientes bases de dados: BIREME, SciELO e BVS (Biblioteca Virtual en Salud). Para la búsqueda del  material teórico, fueron utilizados los descriptores ‘mujeres’, ‘salud mental’ y ‘trastornos relacionados al uso de drogas’.

Se resalta que fueron obedecidos los preceptos de la Resolución  196/96 del Consejo Nacional de Salud. La pesquisa fue iniciada solamente después de la aprobación del Comité de Ética en Pesquisa de la  Universidad Federal de Ceará, sub protocolo 198/08, para garantía de los referenciales básicos de la bioética, que significa, autonomía, no maleficencia, benevolencia y justicia(3).

Resultados

La presentación de los resultados se inicia con la  caracterización sociodemográfica de la clientela femenina asistida en el servicio y prosigue con los aspectos clínicos prevalentes en esta.

 

Tabla 1 – Distribución de la muestra según las características sociodemográficas. Caucaia – Ceará, 2011. N=102

Variables

 

N

%

Variables

 

N

%

 

 

 

 

 

 

 

 

edad (en años)

Até 17

07

6,8

Procedencia

Caucaia

97

95,0

 

18 – 30

37

36,2

 

Otros municipios

05

5,0

 

31 – 40

12

11,7

 

 

 

 

 

41 – 50

22

21,5

Estado civil

Soltera

35

34,3

 

51 – 59

20

19,6

 

Casada

18

17,6

 

Igual o mayor de 60

04

3,9

 

Divorciada/separada

10

9,8

 

 

 

 

 

Viuda

06

5,8

Escolaridad

Analfabetismo

22

21,5

 

Unión amigable

33

32,3

 

Fundamental incompleto

48

47,0

 

 

 

 

 

Fundamental completo

04

3,9

Mora con

Familia nuclear

78

76,4

 

Enseñanza media incompleta

12

11,7

 

Familia extensa

12

11,7

 

Enseñanza media completa

04

3,9

 

Amigos

02

1,9

 

Enseñanza superior

02

1,9

 

Sola

04

3,9

 

No consta

10

9,8

 

No consta

06

5,8

 

 

 

 

 

 

 

 

Profesión/ocupación

Ama de casa

25

24,7

Renta

No consta

101

99,0

 

Desempleada

37

36,2

 

1 Sueldo mínimo

1

1,0

 

Estudiante

08

7,8

 

 

 

 

 

Beneficiaria do INSS*

04

3,9

 

 

 

 

 

Vendedora

06

5,8

 

 

 

 

 

Otras

22

21,5

 

 

 

 

          *Instituto Nacional de Seguro Social

 

De acuerdo con la tabla 1, se  evidencia una mayoría (36,2%) de mujeres en la faja etaria comprendida entre 18 e 40 años. En la muestra, 42 personas (21,5%) pertenecían a la faja etaria  comprendida entre 41 e 59 años, intervalo de tiempo en que generalmente ocurre el climaterio (menopausia). Además de eso, se identificaron 04 ancianas y 07  adolescentes. Las mujeres tenían bajos  índices de escolaridad. Esto refleja poca calificación profesional y, consecuentemente, menores oportunidades de trabajo y mayor índice de desempleo (36,2%). La mayoría (47,0%) no había concluido la enseñanza fundamental, 21,5% eran analfabetas y 34,3% estaban solteras. El mayor contingente de la muestra (90,2%) vivía con su familia o amigos.

De la demanda atendida en el servicio, 95% procedía del municipio de Caucaia y el resto a otros siete municipios pertenecientes a la 2ª Célula Regional de Salud (CRES) del Estado. Sólo un prontuario contenía información sobre el valor de la renta mensual, lo que torna cuestionable la investigación o el registro de esa información. Muchas veces, es necesario desplazarse por medio del transporte urbano para llegar al CAPSad, comprar medicamentos no disponibles en el servicio  público de salud, además de asumir oros gastos con tratamiento y rehabilitación.  Deben ser investigadas las formas de obtención de drogas por parte de las usuarias, para la preservación de su salud y su integridad psicosocial, teniendo en cuenta que muchas de ellas se envuelven prácticas de robos, hurtos, asaltos, situación en la calle, prostitución y otras.

 

Cuadro 1 - Distribución de la muestra según droga(s) psicoactiva(s) usada(s) y problema(s) decurrente(s) del uso o abuso de substancia psicoactiva. Caucaia – Ceará, 2011. N=102

Variables

 

N

Variables

 

N

Droga(s) psicoactiva(s) usada(s)

Bebida Alcohólica

73

Problema(s) decurrente(s) do uso o abuso de substancia psicoactiva

Clínicos**

58

Marihuana

46

Trastornos mentales***

56

Psicotrópicos*

38

Tentativa de suicidio

30

Tabaco

72

Agresividad

36

Crack

34

Mentiras

20

Cocaína

21

Familiares, parientes e/o amigos.

50

Solvente

07

En la  justicia/policía

07

Cola

04

Asaltos/robos

01

Analgésicos

03

Trabajo

11

 

 

Financiero

15

 

 

No consta

09

* Benzodiazepínicos mayoritariamente; ** Quemaduras, convulsiones, vómitos, neumonía, gastritis y úlceras mayoritariamente; ***Trastornos de ansiedad y de humor mayoritariamente.

 

Conforme el Cuadro 1, alcohol, tabaco y psicotrópicos eran las drogas lícitas más usadas. Dentro de las drogas ilícitas, marihuana, crack y cocaína fueron las más registradas, respectivamente. Los problemas más registrados, decurrentes del uso o abuso de substancias psicoactivas, fueron: enfermedades clínicas, trastornos mentales, problemas en la convivencia social – en la familia y círculos de amistades – y  comorbidades psiquiátricas, sobre todo los trastornos de ansiedad y humor.

 

Tabla 2 - Distribución de la muestra según el motivo para la búsqueda del servicio, hipótesis diagnóstica, tiempo de abstinencia a la droga de abuso, realización de tratamiento anterior y plan terapéutico. Caucaia – Ceará, 2011. N=102

Variables

 

N

%

Motivo para la procura del CAPSad

Decisión propia

61

59,8

 

Síntomas correlacionados

18

17,6

 

Influencia de la familia

07

6,8

 

Encaminamiento judicial o de la red social de apoyo

07

6,8

 

Terapia medicamentosa

04

3,9

 

 

 

 

Hipótesis Diagnóstica

Dependencia de tabaco

10

9,8

 

Dependencia de alcohol

24

23,5

 

Dependencia de benzodiazepínico

11

10,7

 

Dependencia de múltiples drogas

45

44,1

 

Dependencia de crack

01

0,9

 

Otras psicopatologías

03

2,9

 

No consta información

08

7,8

 

 

 

 

Tempo de abstinencia a la droga de abuso

Ningún día

06

5,8

 

1 a 15 días

26

25,4

 

16 e 30 días

06

5,8

 

31 e 90 días

19

18,6

 

90 días e 363

17

16,6

 

Arriba de 1 ano

07

6,8

 

No consta la información

21

20,5

 

 

 

 

Realización de tratamiento anterior

No

65

63.7

 

24

23.5

 

No consta la información

13

12.7

 

 

 

 

Plano Terapéutico*

Intensivo

27

26,4

 

Semi-intensivo

34

33,3

 

No-intensivo

21

20,5

 

No consta la información

15

14,7

*régimen intensivo (usuario que frecuenta diariamente el servicio), semi-intensivo (tres veces por semana) y no-intensivo (una vez al mes).

 

Según la tabla 2, 61 mujeres (59,8%) buscaron voluntariamente el tratamiento, 18 (17,6%) por síntomas correlacionados a la dependencia química y 07 (6,8%) por influencia directa de la familia. En otros 07 (6,8%) casos hubo encaminamiento judicial o de la red social de apoyo y 04 (3,9%) creían que había terapia medicamentosa para la dependencia química.

Había un número significativamente mayor de poli usuarias de que monousuarias. Se resalta que 26 (25,4%) personas se mantuvieron en abstinencia por un período entre 1 a 15 días  y 19 (18,6%) por un período comprendido entre 1 e 3 meses.  La  mayor parte (63,7%) de la muestra nunca había hecho cualquier tipo de tratamiento para dependencia química anteriormente al realizado en el  CAPSad.

Por último, los prontuarios indicaban 90,2% de casos con plan terapéutico individualizado. Dentro de los tipos de planes terapéuticos trazados, el semi-intensivo se destacó en 33,3% de la muestra.

DISCUSIÓN

Considerándose  la existencia de demanda femenina, su crecimiento y el derecho constitucional de acceso a servicios de salud, contemplado por el SUS, es intrigante la poca procura y permanencia de esta clientela en los CAPSad. A lo largo de cinco años “apenas” 102 mujeres, del total de ocho municipios, fueron al CAPSad de Caucaia.

El aumento de los indicadores de uso de drogas psicoactivas entre mujeres, además de los problemas decurrentes del consumo, ha sido cada vez más evidenciado en la literatura científica brasileña, lo que implica preocupación inmediata desde el punto de vista de la salud pública.

En la sociedad contemporánea, el consumo de drogas gana destaque por su complejidad y su expansión  en todas las regiones del mundo, suscitando discusiones por parte de gestores, profesionales de salud y formadores de políticas públicas, con vistas a resolver e/o minimizar los inúmeros problemas consecuentes de su crecimiento. En el 2005, fue registrado un aumento global de 15 millones de personas en la faja etaria de 15 a 64 años, envueltas  con el consumo de drogas, y en este contingente fue identificado el aumento del número de mujeres en relación al de los para algunos de drogas, especialmente las consideradas ilícitas(3).

Parcela significativa de dependientes químicos parece postergar la búsqueda de  tratamiento o simplemente no piensa en la  posibilidad de  tratarse. La negación de la  gravedad es una de las barreras más citadas por drogadictos y usuarios ocultos a los servicios de salud. Calificar el tratamiento como irrelevante para promover cambios de vida es otra alegación  frecuente, cuando los usuarios optan por lidiar solos con el problema. Otras barreras pueden surgir después de la decisión de tratarse: listas de espera; recaídas durante la espera por turno; política de servicios que no "desintoxican"; burocracia; mujeres que no quieren ser atendidas por hombres o con pacientes hombres, que no tienen con quien dejar lo(s) hijo(s) durante el tratamiento y que tienen miedo del estigma(4).

Os datos revelan el acometimiento de la mujer en varias etapas de su vida por la dependencia química, incluyéndose la menopausia. Esa es una  fase que representa un marco en la determinación de mudanzas en la vida de la mujer, tanto en su papel social como en  sus condiciones de salud. Muchos factores favorecen el origen de los cuadros psíquicos en el  climaterio. Tabaquismo, abuso de drogas ilícitas y sexo desprotegido se muestran, directa o indirectamente, asociados a trastornos mentales en la mujer y se establecen como riesgo para otras condiciones deletéreas a la salud(5).

En lo que se refiere a las adolescentes identificadas en la muestra, Se puede afirmar que, aunque habiendo una población actual de 324. 738 habitantes(6), el municipio de Caucaia no dispone de CAPS infanto-juvenil, lo que indica una laguna en la atención direccionada a la salud de esa clientela en el contexto de la  prevención y tratamiento de la dependencia química. A pesar de la alternativa de referenciar usuarias para acompañamiento en el municipio de Fortaleza-CE, factores como baja renta, dificultad de acceso y  falta de apoyo familiar dificultan la participación en el servicio de salud y en la adhesión al tratamiento.

Tal evento es particularmente preocupante, pues las primeras experiencias con drogas ocurren, en la mayoría de las veces, en la adolescencia. En esta fase, el individuo se encuentra  vulnerable desde los puntos de vista psicológico y social. Así, es de particular importancia estudiar esa población de forma minuciosa, principalmente en lo que se refiere al uso frecuente y pesado de drogas psicoactivas, e identificar la influencia de factores psicológicos y socioculturales(7).

Factores protectores al uso de drogas pueden ser incorporados en las acciones de salud mental, aun en la red de atención básica, como forma de prevención. Dentro de tales factores, se citan: la familia (por el establecimiento de lazos afectivos entre sus miembros, monitoreo de las actividades y amistades del adolescente y construcción de conducta social adecuada); el envolvimiento con la actividad escolar y/o religiosa; el acceso a las informaciones sobre el uso de drogas, etc(8).

El consumo de drogas, sobretodo de alcohol, ha sido diseminado en diversas camadas sociales y la dependencia química ha acometido personas de diferentes niveles de escolaridad, remuneraciones y profesiones/ocupaciones.

O II censo domiciliar sobre el uso de psicotrópicos en Brasil, realizado en 2005, em las 107 mayores ciudades del país, señaló  que 12,3% de las personas con edad entre 12 e 65 años, eran dependientes de esas drogas, tasa superior a la de 11,2% encontrada en el  I censo, hecho en 2000(9,10).

Los trastornos relacionados al uso de alcohol afectan cinco veces más a los hombres  que a las mujeres. Hombres son acometidos en edad más precoz, pero, una vez portadoras del trastorno, las mujeres tienen un progreso más rápido de la enfermedad. A lo largo de los últimos años, las personas han iniciado el consumo de alcohol cada vez más temprano, el riesgo de dependencia ha aumentado y el patrón de uso de alcohol y dependencia entre las mujeres se vuelve semejante al de los hombres(11).

A partir de la década de 60 del siglo pasado, la incorporación de la mujeres al mercado de trabajo determinó el cambio de sus hábitos sociales (aumentando el consumo de alcohol y fumo). Se estima que de los 800 millones de tabaquistas mundiales, 250 millones sean del sexo femenino. En  Brasil existen cerca de 36,5 millones de fumadores, de esos 40,4% sao mujeres(12).

Las mujeres se convierten en blancos de interés especial de la industria del tabaco y  una parcela significativa de la sociedad que consume  tabaco. Tal práctica viene siendo asociada al consumo de bebidas, incentivado por las grandes industrias de bebidas alcohólicas que, por su vez, aumentan, a cada año, su producción. Esos hechos contribuyen para la universalización de los factores de riesgos y modificación del perfil epidemiológico de enfermedades como las neoplasias, trayendo diminución de la proporción de cáncer entre hombres y mujeres(12).

Varios elementos concurren para  mayor susceptibilidad al tabaquismo, destacándose los cambios de la estructura de la población, la mayor urbanización económicamente activa, el mayor acceso a la educada y a la propaganda.

Cuanto a los psicotrópicos, adolescentes del sexo femenino presentan un consumo mayor de ansiolíticos y anfetamínicos. Ya los benzodiazepínicos son más consumidos por mujeres adultas. Se ha evidenciado, aún,  un elevado consumo de anorexígenos y el consumo de psicofármacos dos veces mayor en las mujeres de que en los hombres(13).

Es necesario considerar que mujeres y hombres tienen,  culturalmente, experiencias diferentes de vida y presentan diferentes respuestas a situaciones estresantes. La presencia más frecuente de síntomas/episodios depresivos entre mujeres sería responsable por lo menos en parte, por el uso mayor de antidepresivos. Asociado al hecho, las propagandas de medicamentos suelen  estereotipar las enfermedades psicológicas como la depresión y la ansiedad como enfermedades femeninas(14).

Además de eso, las mujeres  drogadictas presentan necesidades que, a veces, no son notadas por los servicios  especializados y que se relacionan a la condición reproductiva, atención a los niños, impacto de la violencia física y sexual vivida y tabús sociales(2).

La dependencia a los benzodiazepínicos se ha intensificado en los ancianos, pudiendo ser estimulada por su uso continuo, siendo común entre las mujeres y en personas de baja escolaridad y renta. Sin embargo, ese trastorno ni siempre es notado, ocurriendo la no notificación en los prontuarios de ese tipo de dependencia. Se observa que, además  del uso concentrarse en el sexo femenino, los benzodiazepínicos constituyen la cuarta droga más utilizada en la vida y tiene niveles de dependencia comparados a los de la marihuana(10).

La contextualización del fenómeno indica que el uso de benzodiazepínicos no se restringe a una relación biológica de sus efectos, sino, a una interacción con lo cultural y lo social. Condiciones como género y el envejecimiento son relevantes para comprender el porqué del consumo de esos psicotrópicos. En los casos de dependencia, la manera como son consumidos se diferencia de las prescritas, siendo adaptada a la realidad y a las concepciones envolviendo el proceso salud/enfermedad del consumidor.

En lo que se refiere al proceso de la procura del tratamiento, se sugiere que la  terapéutica favorezca, inicialmente, la concientización del drogadicto  acerca de la dependencia y sus perjuicios. A partir de ahí, el tratamiento visaría promover un proceso de autoconocimiento y la búsqueda por otras fuentes de placer detrimento de un sentimiento de culpabilización(15).

El drogadicto, muchas veces, se rehúsa a tratarse, aunque reconozca, mínimamente, que su estado requiere atención. Eso dificulta la entrada en el servicio de salud, que se da mucho más por el propio proceso de desgate psicosocial y financiero, y de la atribución de la culpa a la familia y/o la transferencia de su condición a otros.

La actual política del Ministerio de Salud para la atención integral a usuarios de alcohol y otras drogas, está en concordancia con la política nacional de salud mental vigente, y tiende  ser construida en la interface de programas con los demás ministerios, así como también, con los sectores de la sociedad civil organizada, y con acciones intentan contemplar grandes parcelas de la población. La estratégica del Ministerio no tiene la abstinencia como única meta viable y posible a los usuarios, sino, la reducción de daños a la salud causados por el uso de drogas.

Se considera que la dependencia química es un trastorno en que predomina la heterogeneidad, que afecta a las personas de diferentes maneras, por diferentes razones, en diferentes contextos y circunstancias. Muchos consumidores de drogas no comparten la expectativa y el  deseo de abstinencia de los profesionales de salud, y a abandonan los servicios. Otros ni siquiera procuran tales servicios, pues no se sienten acogidos en sus diferencias.  Entonces, el nivel de adhesión al tratamiento o a prácticas preventivas y de promoción es bajo, no contribuyendo para la reinserción social e familiar del usuario(16).

Sobre  los tratamientos realizados por profesionales de la salud, la mayor parte de los usuarios de drogas no se someten al tratamiento en los servicios de salud para dependencia de drogas, siendo que su primera opción  es generalmente la religión, por ser algo gratuito, de fácil acceso e inmediato.  Los pocos que buscan auxilio profesional enfatizan la dificultad de encontrar servicios públicos en su área y la demora para la marcación de consultas y posibles terapias(17).

Dentro de los servicios especializados el CAPSad debe representar un apoyo al propiciar la planificación individualizada de la asistencia, de modo a reducir el estigma del  tratamiento. En ese servicio, o enfermero, como integrante del equipo multiprofesional, debe actuar con el objetivo de fornecer cuidado volteado a las necesidades de cada individuo en el contexto en que está inserido, a partir de los principios defendidos por el movimiento de Reforma psiquiátrica, que incluyen acogimiento, vínculo, escucha, interdisciplinaridad, atención integral, inclusión social, rehabilitación psicosocial(18).

No obstante, frente a la realidad  impuesta por la perspectiva de género, se hace necesaria una discusión que envuelva, también, la formación profesional para que se pueda ultrapasar barreras referentes al cuidado votado a las  necesidades de esa clientela cada vez más presente.

Existen varios modelos que subsidian la planificación de cuidados de la enfermería a la mujer drogadicta. Esta práctica debe considerar la necesidad de respuestas a las demandas específicas del género e a la salud de esa mujer en particular, la accesibilidad de la misma al sistema de salud y la equidad de asistencia. Infelizmente se percibe que hoy, no siempre, las especificidades de las usuarias de substancias psicoactivas han sido atendidas.

Los principios básicos para la asistencia a las  usuarias de alcohol y otras drogas, no se diferencia de las demás áreas de la enfermería. Hay necesidad de promover la alianza terapéutica a través de un ambiente acogedor, de empatía (fundamental para a motivación), conduciendo al relacionamiento interpersonal, garantiendo al individuo asistencia integral y continua y contribuyendo para la competencia colectiva del trabajo del equipo. Es  importante la comunicación terapéutica y el  trabajo cooperativo.  La mujer drogadicta debe ser entendida y abordada bajo la óptica de la totalidad y en una perspectiva holística que tiene como foco principal el ser humano en su comprensión y  tratamiento del problema o incomodidad. En esa visión,  el uso de la substancia química es visto como el agente generador de maleficios, que necesita ser tratado de alguna manera, pero, innegablemente, el individuo debe recibir los  aportes necesarios para alcanzar su equilibrio. En este sentido, el enfermero puede auxiliar en esa instrumentalización, incentivando y apoyando a las usuarias para que asuman la responsabilidad para la mejoría en la cualidad de su vida en todos los níveles(19).

De ese modo, el enfermero, desde que capacitado, puede contribuir efectivamente con su práctica en esa área de gran relevancia social. El conocimiento sobre la categoría del género pode fornecer medios que subsidien su actuación,  de acuerdo con las necesidades de las usuarias y de las directrices de salud.

CONCLUSIÓN

Los resultados evidencian elementos sociales que concurrieron para a vulnerabilidad de las mujeres para el uso y abuso de drogas psicoactivas, predisponiéndolas a la dependencia química. Algunos de esos aspectos pueden haber  sido también determinantes para la búsqueda del servicio, además de reflejados en las características clínicas de la demanda estudiada.

La mujer dependiente química necesita de una atención diferenciada para sus demandas específicas, priorizando la promoción de la salud, auto-estima y reintegración social. A los profesionales, incluyendo los enfermeros, es de gran importancia la capacitación teórica para lidiar con los aspectos de género y las representaciones sociales inherentes a la mujer que procura tratamiento, y la información como herramienta para adquirir sus derechos de ciudadana, para ser recolocada en la sociedad.

Es importante señalar el importante papel del equipo multiprofesional de los CAPSad, en el que se incluye el enfermero, para la comprensión y la incorporación de la perspectiva de género en sus acciones. Estudiar la realidad de mujeres usuarias  de drogas psicoactivas y sus demandas es esencial para pensar en la salud de la mujer de manera más amplia. Conocimientos sobre la temática permiten la elaboración de prácticas en salud que puedan mejorar y modificar la accesibilidad de la mujer drogadicta a la red de salud mental, repercutiendo de manera positiva en la equidad de asistencia.

REFERENCIAS

1.      Lima HP, Braga VAB, Gubert FA. Interface between gender and mental health in the voice of alcoholics: qualitative study. Online Braz J of Nurs. [serial on the Internet].2010, 9 (2) [acesso em 30 março 2010]. Disponível em: <http://www.objnursing.uff.br/index.php/nursing/article/view/j.1676-4285.2010.2907/665>.

2.      Oliveira JF, Paiva MS, Valente CLM. Representações sociais de profissionais de saúde sobre o consumo de drogas: um olhar numa perspectiva de gênero. Ciênc. saúde coletiva,  2006,  11(2): 473-81.

3.      Brasil. Ministério da Saúde. Conselho Nacional de Saúde, Comissão Nacional de Ética em Pesquisa. Resolução Nº 196 de 10 de outubro de 1996: aprova as diretrizes e normas regulamentadoras de pesquisa envolvendo seres humanos. Brasília: Ministério da Saúde; 1996.

4.      Fontanella BJB, Turato ER. Barreiras na relação clínico-paciente em dependentes de substâncias psicoativas procurando tratamento Rev Saúde Pública, 2002, 36(4): 439-47.

5.      Cunha FMAM. Saúde física e mental de mulheres no climatério: análise sob o modelo de crenças em saúde [dissertação]. Fortaleza: Universidade de Fortaleza; 2008.

6.      Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE). Censo Populacional 2010. [internet]. 2010 [citado 2011 Jan 16] Disponível em: http://biblioteca.ibge.gov.br/visualizacao/dtbs/ceara/Caucaia .pdf

7.      Soldera M, Dalgalarrondo P, Corrêa Filho HR, Silva C. Uso de drogas psicotrópicas por estudantes: prevalência e fatores sociais associados. Rev Saúde Pública, 2004, 38(2): 277-83.

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Contribuciones de los autores: Concepción y deseño:1; Análisis e interpretación: 1,2,3,4; Redacción del artículo: 1,2,4,5; Revisión crítica del artículo: 1,2,3,4,5. Aprobación final del artículo: 1,2,3,4,5.